La conciliación de la vida familiar con los horarios laborales es, desde hace mucho años, una cuestión pendiente que preocupa en gran medida a las familias -especialmente a las madres- y ocupa poco a los políticos. El tema no termina de estar resuelto, ya que aún no se han tomado medidas que solucionen eficazmente el problema. Presentamos este post de Nuria Chinchilla, profesora Ordinaria del Departamento “Dirección de Personas en las Organizaciones” y directora del Centro Internacional Trabajo y Familia del IESE Business School, para analizar el problema.
El sentido del trabajo
Recordaba Victor Frankl en su libro El hombre en busca de sentido que «el que tiene un porqué para vivir puede soportar cualquier cómo”….hay que preguntarse por la motivación última del trabajo… ¿Para qué trabajamos?.
El hombre (la persona humana) no sólo trabaja para satisfacer sus necesidades básicas, ni para allegar ahorros, ni para prosperar socialmente (aunque sea legítimo que a través de su trabajo alcance tales logros), sino sobre todo para ser hombre, para reconocerse como tal, para alcanzar la realización plena de su humanidad, su perfeccionamiento personal.
Esta consideración del trabajo como actividad que deriva de la dignidad humana, se fue difuminando con la introducción del trabajo asalariado,con la supeditación del trabajo al capital, convirtiéndose en medio y no algo valioso en sí mismo y con unas leyes que debilitan y desprotegen a los trabajadores, sin respeto al bien común, la justicia social, y a la dignidad de la persona. En este error siguen anclados muchos líderes políticos y empresariales, una concepción mecanicista, en la que el hombre es un mero recurso, una máquina. Toda reforma fundada en este paradigma fracasará, porque el hombre así tratado siente aversión al trabajo y desapego con su empresa, lo que repercute en su motivación y productividad.
El hombre necesita amar y sentirse vinculado a lo que hace; en esta necesidad de ligazón o vínculo se resume el sentido de nuestra vida, presente y futura. Nada existe en el mundo de forma aislada o independiente: necesitamos ligarnos a otras personas, necesitamos vivir unos por otros y para otros; y necesitamos ligarnos al trabajo que sale de nuestras manos y verlo con orgullo y amor sereno. El trabajo es ese vuelo a través del cual expresamos y desarrollamos nuestra humanidad. Sólo con esta visión del trabajo se le enciende el sentido y vuelve a él con ilusión renovada tras las merecidas vacaciones.
El trabajo y la familia
Las nuevas familias que ahora se forman en España las fundan parejas en las que los dos trabajan fuera de casa y cuando tienen hijos desean compartir su cuidado y también las tareas domésticas. Entre los adultos jóvenes, estas “familias de doble ingreso” —como las llaman los sociólogos— doblan en porcentaje a las “familias tradicionales”, en las que el hombre es el único sustentador económico del hogar.
En este sentido, se ha publicado en Argentina la guía de Buenas prácticas “Hacia un pacto entre trabajo y familia”. La guía invita a promover el desarrollo de políticas públicas con perspectiva de familia, redescubrir como trabajo y familia se enriquecen mutuamente, revalorizar el trabajo del hogar y apostar por la creatividad y la innovación en las empresas para afrontar estos desafíos.
En cada buena práctica se anima a ser protagonista del cambio emprendido, pues aunque existan políticas públicas en las empresas, que faciliten el equilibrio entre trabajo y familia, que den beneficios y faciliten la cultura del equilibrio, al final el reto de encontrar el equilibrio es personal. Cada persona debe conocerse al tomar decisiones y ser coherente con ellas para lograr el ansiado equilibrio.
Tener en cuenta los avances de la neurociencia en las diferencias entre cerebro femenino y masculino es un punto cada vez más importante para conseguir la conciliación que es cosa de dos.
Como recordaba el Papa Francisco en Molise hace ya un año: “Hoy quiero unir mi voz a la de tantos trabajadores y empresarios de este territorio para pedir que se realice un ‘pacto para el trabajo’. (…). Se trata de buscar conciliar los tiempos del trabajo con los tiempos de la familia. Mi visita a Molise comienza a partir de este encuentro con el mundo del trabajo, pero el lugar en el que nos encontramos es la Universidad. Y esto es significativo: expresa la importancia de la investigación y de la formación también para repensar las nuevas y complejas cuestiones que plantea la crisis económica actual, a nivel local, nacional e internacional”. El Papa recordaba en esa ocasión que se debía tener tiempo para el descanso dominical, sabiendo parar el trabajo para dedicarlo a la familia, y tener tiempo para jugar con los hijos que es algo muy importante en la labor educativa, así como fomentar la intimidad y la confianza.
El equilibrio trabajo familia es un reto global e intercultural que afecta en mayor o menor medida a todos los países, como lo prueba la insistencia de la ONU al haberlos escogido como uno de los 3 temas a trabajar en 2014: XX aniversario del Año Internacional de la Familia.
También las conclusiones del Sínodo de la familia hacen hincapié en la importancia del esfuerzo de las asociaciones civiles para conseguir armonizar trabajo-familia.
La familia en España
El estudio de Pablo Gracia, Dr. en Sociología e investigador del Instituto Universitario Europeo de Florencia, sobre tiempos de familia y horarios de trabajo, muestra los siguientes datos:
- Las madres y padres con jornada laboral partida dedican un tercio menos de tiempo a actividades familiares y con sus hijos menores que las madres y padres con jornada laboral continua (de 9 a 5). “Quienes tienen una “jornada continua” dedican 90 minutos diarios a actividades familiares, mientras que aquellos con “jornada partida” sólo emplean 57 minutos a dichas actividades.”
- El estudio tiene otros resultados relevantes respecto a la desigualdad entre hombres y mujeres. “Sabemos que en España las madres dedican mucho más tiempo al cuidado de los hijos que los padres. Pero también existen estas desigualdades cuando analizamos como actúan unos y otras con su tiempo. Las mujeres dedican mucho más tiempo a supervisar a los hijos cuando la pareja trabaja hasta la tarde-noche. En cambio, los hombres tienden a pasar más tiempo de ocio personal cuando su pareja trabaja en esa franja horaria.”
Así, pues, las mujeres sacrifican mucho más tiempo personal para cuidar a los hijos que los hombres, incluso cuando el cónyuge está empleado. Este hecho tiene unas claras repercusiones negativas sobre las oportunidades laborales y el bienestar individual de muchas mujeres.
El horario de jornada laboral partida, muy extendido todavía en España, no sólo entra en conflicto con las necesidades laborales de una economía postindustrial al uso. También tiene efectos directos sobre nuestra vida familiar. En España solo el 15% de las madres y padres afirman tener control sobre sus horarios de trabajo (INE). O sea que la mayoría no puede cambiar su horario laboral para poder dedicar tiempo a su familia. El siguiente gráfico muestra una caída acusada del número de personas que trabajan entre las 14:00 y las 16:00 horas, y también el número importante de gente que continúa trabajando sobre las 20:00.
Es no solo deseable, sino necesario y ya perentorio desarrollar políticas horarias que pongan en el centro del problema la vida personal y familiar.
Aunque la dificultad de conciliar la vida laboral y familiar no aparece entre los 29 riesgos globales que señala el World Economic Forum (WEF) en la Conferencia de Davos, todos tenemos la responsabilidad de provocar el debate y la conversación acerca del tema en España, dado que nuestros horarios son una realidad singular de este país. Parafraseando al WEF, “es necesario que todas las organizaciones y un número cada vez mayor de personas se involucren en las soluciones. Aunque se trate de una condición previa, admitir la existencia de un riesgo no basta, es imprescindible poner sobre la mesa respuestas que generen el mayor consenso posible y cuyos efectos sean perceptibles desde el primer momento para toda la base de la pirámide.”
Medidas más recientes
Mariano Rajoy (Presidente del Gobierno español en funciones) acaba de proponer que salgamos del trabajo a las 6 de la tarde. También ha propuesto el cambio del huso horario para que España tenga el del meridiano de Greenwich, como el Reino Unido y Portugal. Aunque estemos un poco más al Este que ellos, es el que nos corresponde. No olvidemos que el meridiano de Greenwich pasa, por ejemplo, por ¡Castellón!
Como sabéis, llevamos años abogando por este cambio.
Desde el centro Trabajo y Familia del IESE llevamos 15 años aportando investigaciones sobre el tema para ayudar al cambio necesario, y concienciar a la sociedad española de las ventajas de volver al horario europeo de comidas y cenas. Como investigó en su momento nuestro amigo belga Jos Collin (IESE MBA Alumni), “hay que hacerlo bien, empezando por conocer las causas que nos han hecho diferentes”.
Está claro que todos los agentes sociales deberían ponerse de acuerdo, aunque los que tienen el poder de efectuar el cambio real en las empresas son los directivos y mandos intermedios. Es imprescindible que este cambio de jornada sea apoyado por una ley. En este sentido, el 10 de marzo de 2016 quedó constituida la Ponencia sobre la Ley de la Reforma Horaria en Cataluña.
Las empresas que lo están haciendo bien ganan de entrada, porque mejoran en atracción y fidelización del talento, tienen plantillas más estables… Pero es necesario llegar a un pacto global con todos los agentes y sectores implicados: comercio, educación, empresarios, expertos…. Y que haya un momento cero, para que lo que hoy es algo generalizado solo sea entonces la excepción. Por supuesto, siempre habrá excepciones, como los sectores que trabajan 24 horas y que tienen turnos. No se trata de obligar a nadie, sino de dar opción a que la gente tenga una vida más racional y tranquila, y que cuando se dedique a trabajar, trabaje.
Pero en España no solo tenemos jornadas más largas. También vamos cada vez más acelerados, como en todo el mundo.
Es un debate que sigue abierto. Rajoy ha prometido incluirlo entre las medidas a implantar si logra un gobierno de coalición, o bien en su campaña electoral si hay nuevas elecciones. También el PSOE y Ciudadanos están de acuerdo en recuperar el huso horario y en racionalizar los horarios laborales. Parece que estamos cada vez más cerca de que cale en el mundo empresarial, gracias al acuerdo entre todos los grupos parlamentarios.
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Desde Principios, reivindicamos medidas que faciliten una vida familiar plena compatible con el trabajo, teniendo en cuenta la fundamental labor social que desempeña la familia, como centro de desarrollo y formación de la persona. Necesitamos políticas que apoyen tanto al padre como a la madre a desarrollarse profesionalmente sin renunciar a vivir con plenitud su vida familiar; medidas desde una perspectiva de paternidad/maternidad, que integren soluciones realistas y constructivas y que afectan a gran parte de la sociedad.
Nuria Chinchilla. Profesora Ordinaria del Departamento “Dirección de Personas en las Organizaciones” y directora del Centro Internacional Trabajo y Familia del IESE Business School