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El pasado sábado 12 de noviembre Principios volvió a celebrar unas #CañasPolíticas en Barcelona, bajo el lema “After Obama”. Los temas elegidos fueron las elecciones estadounidenses y la victoria de Donald Trump, que suscitó especialmente el interés de los asistentes, cuyo número rebasó las cuarenta personas.

El evento tuvo lugar en Borsalino Trattoría y contó con dos ponentes que son grandes conocedores de la política norteamericana: el economista Jorge Soley ,autor de “La historia de los EE.UU. como jamás antes te la habían contado” , con sensibilidad más cercana al Partido Republicano, y el abogado Pedro Soriano (@pedrosorianome2), autor del blog “La batalla por la Casa Blanca” , con simpatías hacia el bando demócrata.

Tanto Soley como Soriano coincidieron en que la postura de los dos partidos es cada vez más extrema, hasta el punto de que se está llegando a erosionar la legitimidad que tradicionalmente siempre se había dado a la presidencia; como pasó con Obama, e incluso con Bush hijo y Clinton, Trump vuelve a no ser el presidente de todos. La mitad de votantes de cada partido piensan que el otro es un peligro para la supervivencia de la república, y tanto uno como otro han perdido la diversidad de antaño, en que se podían encontrar a conservadores demócratas y republicanos liberales (progresistas) en su seno. El partido de Roosevelt o Kennedy se ha convertido en una coalición cada vez más difícil de conciliar entre ciudadanos de clase alta de la Costa Este y las llamadas minorías negra, hispana y asiática. Por el contrario, el lado republicano se presenta a primera vista más homogéneo, si bien en la realidad tampoco acaba de ser así. En estas elecciones el voto trabajador del norte y el medio oeste ha ido también para los republicanos y esto ha desequilibrado la balanza a favor de Trump. Los dos ponentes estuvieron de acuerdo también en que ha habido una erosión del sueño americano y que aquella sociedad conformada por ciudadanos que destacaban en cuanto a su optimismo está empezando a decaer en cierto pesimismo y fatalismo.

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Los dos ponentes, Jorge Soley y Pedro Soriano, en un momento de las cañas 

Para Soley, los datos económicos de la administración Obama demuestran que su mandato ha sido negativo para los ciudadanos estadounidenses. Añadió que “los demócratas se han pasado de rosca con lo políticamente correcto, convirtiendo casi en delitos las opiniones y en apestada a por lo menos la mitad del país”. “Los votantes que han optado por el candidato republicano han pensado que se jugaban a su país y que otros cuatro u ocho años de agenda progresista con un reequilibrio de fuerzas en el propio Tribunal Supremo iban a ser el fin de una manera de entender EE.UU.”

Por el contrario, Soriano mostró su disconformidad con el sistema electoral, ya que Hillary ganaría por dos millones de votos populares (una persona, un voto) cuando acabase el recuento y ya es la segunda vez en dieciséis años en que el candidato más votado no es el presidente; si bien asume que hay votantes en estados claramente definidos como California para los demócratas o Texas y Alaska para los republicanos, que no acuden a votar por considerarlo inútil. También añadió que se ha demostrado una vez más que el candidato del cambio gana y éste era Trump.

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El público escucha atentamente el análisis de la situación política norteamericana

En cuanto a lo que se puede esperar del mandato de Trump, ambos ponentes se refirieron a un sistema en que los senadores no votan siguiendo la disciplina de partido y en que el presidente, aún teniendo mayoría de miembros de su partido en el legislativo, tiene que negociar para no caer en el decreto -muy mal visto socialmente-. Ambos ponentes coincidieron en que vamos hacia una distensión en las relaciones entre EE.UU. y Rusia con la consiguiente y definitiva pérdida de Crimea para Ucrania, un final de la guerra de Siria mediante la permanencia de Bashar Al Assad en el poder, a posibles tensiones con Corea del Norte y al fin de la aproximación a Irán estando por ver las relaciones con Cuba. Por otro lado, es también probable que haya rebajas fiscales incompatibles con el actual alto déficit, una retirada del gasto militar -que repercutirá en una Europa que se quedará sin el paraguas americano- y del destinado para la lucha contra el cambio climático que será empleado en una política de infraestructuras anunciada durante la campaña.