Skip to main content
29 de febrero de 2024

El pasado jueves, 29 de febrero de 2024, la Asociación Principios organizó, en colaboración con la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid, una sesión con el título “Hablemos de pornografía”, con el objeto de abordar los problemas del consumo pornografía por menores y las posibles respuestas que desde el Derecho pueden darse. Los ponentes fueron la abogada y profesora de Derecho Penal, Mª Sonsoles Vidal Herrero-Vior, experta en protección jurídica del menor; y Jorge Gutiérrez Berlinches, director de la plataforma Dale una vuelta, dedicada a la ayuda y prevención del consumo de pornografía. La sesión tuvo lugar en el Aula Polivalente II de la Facultad de Derecho y contó con más de 120 asistentes. El Prof. José Manuel Chozas, Vicedecano de Ordenación Académica, presentó el evento y dio la bienvenida a los asistentes. 

La sesión consistió en un diálogo entre los dos ponentes, que comenzaron por contextualizar el problema. Presentaron la pornografía como el primer agente socializador en materia afectivo sexual que, entre otros problemas intrínsecos, coadyuba a que sus consumidores -sobre todo los menores- se identifiquen con un tipo de sexualidad cosificada y violenta. Lo que trae como consecuencia una tendencia a la erotización de la identidad online de los usuarios más jóvenes. A la vez, se puso sobre la mesa el dato de que, desde 2017, las agresiones sexuales cometidas por menores se han multiplicado un 116%. Si bien el consumo de pornografía por menores no justifica la total extensión de la cifra, sí se identificó como un factor que permitía explicar este fenómeno. 

Los ponentes identificaron los principales factores de riesgo en el consumo precoz del porno, a saber: el fácil acceso a este contenido desde internet, la ausencia de restricciones diferentes a meras advertencias (p. ej., “contenido no apto para menores de 10 años”), la excesiva exposición en redes sociales o la falta de educación en un uso responsable de la tecnología. 

Los efectos del consumo de pornografía son nocivos y pueden crear adicción:  cada vez con mayor evidencia científica, tienden a asimilarse en el plano neurológico a las adicciones de sustancias. Frente a otras drogas, que tienen una limitación natural (como la sobredosis o el coma etílico), el consumo adictivo de pornografía no tiene una huella física tan evidente, lo que la convierte en una “droga silenciosa”. La pornografía está también relacionada con la ansiedad y depresión; y se señala como un factor de inestabilidad familiar, en la medida en que el consumo de pornografía está relacionado con un porcentaje elevado de los divorcios. Desde una perspectiva más amplia, las consecuencias más inmediatas del consumo de pornografía se concretan en el denominado efecto de “pornificación de la cultura”. Es decir, la transformación del contexto cultural como consecuencia del consumo de porno, que funciona como una suerte de narcótico frente al dolor emocional.

Desde el plano jurídico, la pornografía se presenta como un contenido legal, pero inapropiado para menores. La exposición de los menores al porno incide gravemente en su indemnidad sexual como bien jurídico protegido; es decir, con su derecho a no sufrir interferencias en la formación de la propia sexualidad. La laguna jurídica que el legislador debe salvar es el etiquetado y la regulación del acceso al contenido online para adultos. ¿Cómo hacerlo? Las posibles vías que se debatieron pasaron por la implementación de sistemas de control y verificación de edad para el acceso a contenido porno, los mecanismos de autodeclaración y muestra de credenciales o la criptografía basada en firmas digitales no convencionales. 

La conclusión fue que es algo muy positivo que el legislador y ele ejecutivo muestren una preocupación creciente con respecto a este tema. También que diferentes entes públicos, como la AEPD, FNMT y CNMC, estén colaborando en la creación de un sistema de verificación y control de edad respetuoso con la privacidad de los usuarios. Aunque el camino que queda por recorrer para la adecuada protección del menor en el entorno online es largo, estos son los pasos adecuados.