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OCHO RAZONES PARA LA PUJANZA DEMOGRAFICA II

Jean Bodin (1529-1593): “No hay mayor riqueza que la de los hombres”.

Con esta segunda entrega cerramos una serie de dos artículos sobre las implicaciones positivas de una vigorosa pujanza demográfica en ocho ámbitos concretos de interés público.

5. «Nuevos cerebros».

Hoy en los equipos de fútbol importan más jugadores extranjeros. No sólo en los equipos grandes. Cualquier equipo comarcal no cuenta con «mano de obra = gente joven» nativa, y para su supervivencia debe nutrirse de jugadores «importados» de la periferia.

Sirva esta anécdota para exponer que el declive demográfico también se manifiesta en una carestía de «activos humanos» que den su razón de ser a las existentes estructuras sociales y organizacionales.

Por la contra, la expansión demográfica suscita la emergencia, el afloramiento, de «nuevos cerebros»: inventores, deportistas, científicos, pensadores, literatos, artistas… de los que depende el progreso socioeconómico y cultural de un país.

En ese sentido se expresan Cameron y Neal (1) cuando dicen: «[…] llama la atención que las fases de crecimiento demográfico acelerado hayan sido testigos de explosiones de creatividad artística e intelectual seguidas de una proliferación de arquitectura monumental: las catedrales medievales, los palacios barrocos o el estilo neo-gótico del siglo XIX».

CONECTAR-II

El declive demográfico también se manifiesta en una carestía de «activos humanos» que den su razón de ser a las existentes estructuras sociales y organizacionales.

Por esta razón, la pujanza demográfica es determinante en el florecimiento de «nuevos cerebros».

6. Conservación de la identidad cultural.

La demografía es un elemento decisivo para la conservación de la identidad cultural de las regiones y los países. Las tradiciones y las costumbres, las creencias, los ritos y símbolos, las normas y los valores compartidos, son un bien colectivo porque facilitan la permanencia de unos referentes comunes y unas expectativas recíprocas de comportamiento dentro de una sociedad (2).

Tal y como señala Bordieu (3), el capital cultural se transmite a través de la familia y demás redes de sociabilidad (capital social). Cuando la familia se debilita y los hijos escasean, se dificulta el sostenimiento de aquello que configura la identidad de un pueblo y que favorece tanto la cohesión social como la confianza general (4).

Desde hace años, se advierte que hermosos lugares, emblemáticos en arquitectura e historia han visto mermada su «identidad» y su «autenticidad», que tratan sin embargo de vender como «un activo» en las postales y postalillas, que el turista adquiere llevándose solo el reflejo de lo «neoauténtico» del lugar.

Más aún, este punto es tan relevante que hoy se puede afirmar que la identidad de Occidente se encuentra en riesgo de debilitamiento a causa de la carencia demográfica que presenta la sociedad

PAREJA-II

Las tradiciones y las costumbres, las creencias, los ritos y símbolos, las normas y los valores compartidos, son un bien colectivo.

Por esta razón, la pujanza demográfica es determinante de la conservación de la identidad cultural.

7. Pueblos, villas y ciudades vibrantes.

Todos hemos afirmado, o hemos escuchado en boca de alguien la elocución «esto está muerto» como una referencia explicativa de que un pueblo, villa o comarca, que hace años gozaba de un ambiente y una vitalidad, se han volatilizado. Las causas populares atribuidas a este cambio suelen rotar sobre: la atracción que ejercen otros centros de mayor dinamismo, el ocio, la novación de la urbanización… Sin embargo, la causa prima de que nuestros pueblos, villas y ciudades hayan dejado de vibrar, y que caminemos por sus rúas, plazas y establecimientos y cada vez conozcamos a menos gente, es la cuestión de la demografía.

Si no hay hijos se diluye aquello que nutre de contenido y hace vibrantes nuestros lugares de arraigo (5); y se pierde armonía, porque como dijo Aristóteles, «Nadie quiere tener todas las cosas buenas y opciones si está solo, pues el ser humano es una criatura política y propensa a la convivencia» (6).

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Si no hay hijos se diluye aquello que nutre de contenido y hace vibrantes nuestros lugares de arraigo.

Por esta razón, la pujanza demográfica es determinante en la existencia de pueblos, villas y ciudades «vibrantes».

8. Fortalecimiento del «capital social» y de la sociedad civil.

Una definición de consenso de capital social nos dice que es el conjunto de rasgos de la organización social, como las normas y los valores, la confianza y las redes de relaciones interpersonales, que favorece el funcionamiento de la economía, de la sociedad y las instituciones (7). El capital social tiene, como se advierte, una dimensión estructural que son las «redes sociales», y otra cognitiva que son «las normas, los valores y la confianza» (8).

El eje «red social» es fundamental en la teorética del capital social. La red en la que se inserta el individuo proporciona a éste un conjunto de recursos de naturaleza tangible (apoyo económico, apoyo físico…) e intangible (información y oportunidades, soporte emocional, bienestar…). Las redes sociales (familia, comunidad, asociaciones, red de contactos) realizan multitud de funciones socioeconómicas y llenan de sentido el papel de la Sociedad Civil como un tercer pilar, frente al Estado y el Mercado (9). Estos tres pilares son interdependientes y si alguno muestra deficiencias los otros dos «deberán procurar paliarlas».

La demografía es un producto y a la vez un activo del capital social. En lo que nos interesa, una carencia en el plano demográfico, hace que las redes sociales carezcan de activos humanos suficientes como para desarrollar su funcionalidad en plenitud. A modo de ejemplo, cualquiera puede advertir que será más fácil cuidar de los niños y de los ancianos en una hogar con numerosos componentes que en otro en que sean escasos; cualquiera entiende asimismo que las organizaciones – asociaciones pierden recorrido si no hay un renuevo generacional que coja su testigo. Y también, todos comprendemos que la comunidad pierde vigor para solucionar problemas y para aunar fuerzas en la consecución de fines colectivos, si no hay gente y sobre todo si no hay gente joven.

En suma: el capital social y la sociedad civil, y con ello el grueso de la «economía no monetaria», basada en los intercambios recíprocos y el altruismo, pierden consistencia con el declive de la demografía.

MANOS-II

Las redes sociales (familia, comunidad, asociaciones, red de contactos) realizan multitud de funciones socioeconómicas y llenan de sentido el papel de la Sociedad Civil.

Por esta razón, la pujanza demográfica es determinante del fortalecimiento del capital social y de la sociedad civil.

RESUMEN-II-OCHO-RAZONES-PUJANZA-DEMOGRÁFICA

Bibliografía:

(1)Cameron y Neal, 2005, p. 34.
(2)Akerlof y Kranton, 2010, p. 4.
(3)Bordieu, 1986, p. 86.
(4)Platteau, 1994; Knack y Keefer, 1997; Barro, 1997; Membiela, 2013.
(5)Jacobs, 1961.
(6)Aristóteles; EN, IX, 9, 1168b.
(7)Putnam, 1993; Adler y Kwon, 2002; Sánchez-Santos y Pena-López, 2005; Membiela, 2016.
(8)Uphoff, 2000.
(9)Etzioni, 2001; Sen, 1997.

Matías Membiela Pollán
Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de A Coruña.