Skip to main content

solidaridad-intergeneracional

El Padre Ángel, conocido por su labor como Presidente y Fundador de Mensajeros de la Paz, ha hecho público un mensaje con ocasión del Día de los Abuelos, cuya celebración promueve en la conmemoración de san Joaquín y santa Ana. Desde Principios nos unimos a esta fiesta para contribuir a la sensibilización social y política sobre el papel insustituible de los abuelos y abuelas.

En nuestra II Jornada sobre la Cultura del Descarte ya hablamos de la integración de las personas mayores. En esa ocasión advertimos de que el descarte afecta especialmente a las personas mayores, porque han llegado al final de su vida productiva y son apartados del protagonismo de la sociedad, sin reconocerles su aportación específica.

Pero la verdad, como recuerda el P. Ángel, es que tienen una labor insustituible en la transmisión de la cultura y la creación de vínculos sociales, que merece reconocimiento y apoyo. Como suele suceder, las cosas más importantes no las puede proveer el mercado, pero tampoco los servicios públicos del Estado.

Reproducimos aquí las palabras del P. Ángel:

“Queremos hacer del día 26 de julio la fiesta de la gratitud, un día en el que los abuelos se vean reconocidos, en el que sean los protagonistas, el centro de la familia y de la sociedad, y también, porqué no, aprovechar la ocasión para hacer un llamamiento a las Administraciones sobre las necesidades sociales y materiales de las personas mayores. El Día de los Abuelos es una fiesta con una profunda raíz familiar, pero también tiene una dimensión social e institucional que no quisiéramos olvidar.

En estos años difíciles los abuelos están demostrando aún más si cabe su importancia social, poniéndose de manifiesto el especialísimo apoyo que muchos están dando a sus familias. A pesar de los pocos ingresos de los mayores y de las pensiones pequeñas, tantas veces insuficientes, hoy gracias a los abuelos muchas familias en España pueden llegar a fin de mes, pagar hipotecas, o permitirse que los jóvenes puedan seguir estudiando. Hoy hay muchos abuelos que han vuelto a acoger a sus hijos y sus familias, ofreciéndoles apoyo, techo y mesa. Y esto lo hacen renunciando a pequeños caprichos, aportando sus «ahorrillos» de toda una vida de trabajo, o quitándose el pan de la boca si hace falta. En estos tiempos de crisis, los abuelos están dando el «do de pecho» por sus familias. A veces pienso que esta solidaridad intergeneracional está evitando no sólo muchos disgustos, sino algún serio estallido social.»